Mariposas en la cabeza

The Ugly Truth

Posted on: septiembre 14, 2009

Más allá de ser una comedia romántica y palomera para esta temporada y muy al estilo de He’s just not that into you (A él no le gustas tanto), The Ugly Truth (La Cruda Verdad) donde actúan Katherine Heigl y Gerard Butler, trata la temática psicológica de lo obsesivo en las relaciones entre hombres y mujeres, entre muchas verdades y mitos que nuestra gurú Sherry Argov, ya había enlistado en sus dos bestsellers, y no sé cuántos autores más que se han desgastado escribiendo sobre la conquista del sexo opuesto.

En uno de mis posts que estoy preparando, tengo una lista sobre Qué busca un hombre en una mujer y siguiendo en este pensamiento, la película ilustra muchas verdades crueles bajo la óptica misógina de un consejero que hace alarde de la insensibilidad y el “no me importa” que les caracteriza.  El caso se vuelve curioso cuando en mi experiencia he tenido la fortuna de encontrar hombres así, que son tan pero tan hombres que con este tipo de argumentos se hacen de lo más predecibles, pero que difícilmente se dan cuenta que es ella quien les “mueve el tapete” y cuando se percatan de ello, huyen a la menor oportunidad ¿por qué? POR MIEDO.

El dilema de las relaciones es la vulnerabilidad a la que uno se expone cuando empieza a conocer a alguien, y es ahí donde viene el juego de poder: Si te comportas de una manera linda, atenta, interesada en esa persona, esa persona no toma atención de ti; mientras que si la indiferencia y el trato “frío” reinan, esa persona estará siempre más que interesada ¿naturaleza humana? Tal vez, pero siempre funciona. Simplemente porque “por naturaleza” siempre queremos lo que no podemos tener o lo que no tenemos en ese momento.

“Sé tú mismo” es lo que los consejos resumen en su mayoría, cuando se trata de conquistar al sexo opuesto, pero parece que pretendiendo se puede conseguir la atención efectivamente, como en la película. Me refiero a tener cierta actitud de entrada para que “muerda el anzuelo” y ya después se permitan sentir y entregarse a una linda relación.

Las mujeres siempre soñamos con el compromiso y el amor –habrá algunas que no- pero en su mayoría somos románticas empedernidas que por cuestiones sociales estamos buscando a “Mr. Right”. Los hombres también sueñan con lo mismo, al final de cuentas también quieren una casa, hijos, una camioneta y un perro en el patio –cualquiera que diga lo contrario, en el fondo también lo quiere-. Lidiamos a diario con este tipo de patrones sociales con los que nos han formado como hombres y como mujeres, lo interesante de esto es el camino para alcanzarlo.

Partiendo de la siguiente premisa: los hombres y las mujeres NO SOMOS IGUALES, pensamos diferente por más que digan los defensores de la equidad de género (sin afán de ser machista), nuestros cerebros funcionan diferente, en etapas distintas, y aquí está el punto que hace interesante el “camino”. Resulta que los hombres tienen atestada la idea de ser el sexo fuerte, no se permiten sentir –cualquier hombre que exalte su sensibilidad es maricón- lo pueden hacer casi todo, no lloran, no se enamoran, son rudos, no les importa nada más que no sea sexo, trabajo, deportes, alcohol, etc. Mientras que las mujeres, por más que queramos hacer trabajos rudos, usar traje sastre con corbata y traer el cabello corto, no dejaremos de tener nuestra parte sentimental más a “flor de piel”. Solemos llorar, tener miedo, estar deprimidas; tener el closet lleno y caer en la histeria por no tener qué ponernos; comer helado después de una decepción amorosa; ver fotos y suspirar; hacer cartitas de amor o cualquier tontería cursi en cumpleaños, aniversarios, 14 de febreros, etc; todas esas actitudes que nos hacen ser tiernas, inofensivas, románticas, lindas, bellas e irresistibles pero que a los hombres también les hartan.

Sin afán de generalizar, muchos hombres desearían que las mujeres fuéramos tan simples como “toma lo primero que aparezca en el closet para vestirte”; directas como “sólo quiero tener sexo contigo por una noche y que cuando tenga ganas te marque y estés disponible”; congruentes como “no me quiero involucrar, así que prefiero no contestar tus llamadas”; y prácticas como “estoy muy lejos de tu casa ¿nos vemos en el lugar donde nos citamos?” Pero no, no somos así ni lo seremos y el día en que encuentren una mujer así, es porque está simulando ser así para que él se interese en ella, pues cuando las mujeres se muestran –algunas- románticas, disponibles, amables, preocupadas por ellos, exponiendo sus sueños de hijos, casa, camioneta y perro huelen a desesperación y ellos huyen. La estrategia perfecta es la indiferencia, con eso nadie puede.

Es normal y lo mismo pasa con los hombres, ningún hombre, por muy respetable y romántico que sea, se tomaría en serio si todo el tiempo te está buscando, llamando, diciendo que se quiere casar contigo, que eres hermosa, llenándote de rosas e invitaciones a lugares románticos, así de entrada, a la primera semana de conocerte, pues también sonaría a desesperado y más pronto que un rayo, borrarías todo contacto con él.

Los hombres suelen tomar las cosas con más calma, las mujeres con más intensidad; es verdad, nos azotamos por casi todo, pero pretendiendo ser demasiado light hay veces que se traiciona a la misma esencia femenina. ¿Qué mujer (que verdaderamente lo sea) no quiere que el hombre que le gusta, la enamore poco a poco, se mantenga el romance y el interés y después de varias salidas maravillosas o de un noviazgo lindo le pida casarse o ser su novia o simplemente que le diga TE AMO? ¿Qué hombre (que sea lo suficientemente hombre) no le gustaría tener a su lado una linda chica por la cual se esforzó para estar con ella? Por más que lo digan, eso te hace sentir especial. Cuando realizas un esfuerzo por algo, se disfruta más cuando lo obtienes.

Pretender es una arma de defensa que evita mostrarnos vulnerables ante la persona interesada y es por eso que se vuelve cotidiano en una serie de “reglas” o “principios” de la estrategia de conquista. Por ejemplo, cuando el hombre, por su condición, pretende ser una máquina sexual imposibilitada a enamorarse para ver cuántas mujeres puede sumar en su cama pero que en realidad se siente vacío y cuando conoce a una que realmente vale la pena, no sabe cómo manejar la situación porque no puede expresar sus sentimientos hacia ella. También sucede con las mujeres, como cuando queremos comportarnos indiferentes ante una invitación pero en realidad morimos de ganas por aceptarla o queremos que él nos hable pero somos incapaces de hablarle nosotras a él.

Sin embargo, tanta estrategia se vuelve por demás insolente ¿qué necesidad hay de pretender ser alguien que no eres para conquistar? Es como traición a uno mismo y finalmente la cruda verdad sale a relucir. Suele suceder que la otra persona se da cuenta que eres todo lo que odia en una pareja, pero si ésta ya se encuentra “enganchada” es ahí donde las  cosas se complican.

Las mujeres nos vendemos a la idea de un Prince Charming y tenemos todo un checklist para determinar si el candidato cumple con éste o no y descubrir si éste es el bueno, pero muchas veces nos cegamos de los demás atributos que la persona puede tener y que no necesariamente entran en nuestra lista ¡qué importa si es un grotesco inmoral si en el momento en que lo necesitas te apoya! Tal vez él no diga lo que siente pero nos lo demuestra con acciones.  Y peor aún, no nos cuestionamos qué tuvimos que hacer para que esa persona se interesara por nosotras. Aunque es válido probar, no creo que valga la pena traicionarnos a lo que queremos y a lo que somos.

¿Por qué no nos quitamos de estrategias y nos decimos realmente lo que sentimos? Probablemente porque no queremos enfrentarnos con The Ugly Truth. 

  • If he can’t unplug for the art, he’s not a keeper. Time to give him the boot.
  • The ugly truth is happiness can’t be found in a relationship. You have to already have it.
  • At the end of the day, all men are interested in is looks.
  • How do I get he commit? Get skinny! And get some trashy lingerie while you’re at it.
  • Stop trying to win his heart. Aim lower.
  • Men are incapabable of growth, change or progress. For men, self-improvement ends at toilet-training.
     

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MIS PALABRAS EN …

Mariposas en la cabeza

La mariposas que revolotean en mi cabeza, son todos los pensamientos que me inundan sobre el amor, la pareja, las relaciones humanas, mi entorno y mis contornos. Las mariposas no solo vuelan, también aterrizan, se posan en flores y es bello contemplarlas, justo así como mis pensamientos.

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